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domingo, abril 30, 2006


SanSebastián_puerto


Podríamos empezar así: muchas cosas comienzan de esta manera: un día amaneces y todo roza la perfección: el verde, y que brilla el todo que se muestra al otro lado del marco de la ventana, también que cantan los pájaros... (aunque también en el jardín de la estación de Atocha (¿alguien los ha visto? ¿es un disco emitido por altavoces lo que genera la sensación de selva?) en fin, esto lo pienso cuando vuelvo de tu casa)

No sale nada, o sí. Depende. Quiero escribir historias, desde hace mucho tiempo. Pero tengo tanto en la cabeza que no sé para dónde voy a tirar, y no es que me bloquee es que quiero escribir historias originales. Y no me sale nada. Empecé la historia de aquel gato del cementerio de París, y la de las tijeras que no eran una sin dos partes, y... también apareció, otro día, ésta que sigue, y que vivía en un post it desde aquellos días:

"Un día apareció un hombre que regalaba principios de cuentos. Los escribía, así, tal cual, y los daba en el escenario de la bahía de la concha; en el mismo paseo. Fue allí, y está bien que así lo sea, porque es precisamente aquella postal la que arrancó tu primer comentario (polar)".

-Seguían pasando los días como normalmente, sin demasiados cambios de rutina, y demasiados cambios de tiempo. Así que es cierto, que dependía ésta primera de lo segundo: si un día llovía, la playa nunca máis. Y a esperar si el día siguiente daba la oportunidad de salir a ver gaviotas al sol, y de volver a prometer que -hoy ya sí que sí- iríamos nadando a la isla de Santa Clara.
Y de vez en cuando nos pateábamos media ciudad hasta la Zurriola, por ver mar abierto con un fin horizontal y teatral, con parada previa por cañas en la parte vieja, y bocata del Juantxo si sobra de comprar tabaco! (y no al contrario)

Y de vuelta con Itxi, hacia la parada del Londres, esa en la que decidía si seguía andando hasta casa o me subía al bus (de tolosa, o al 25... o a 35 y me iba a casa de los Gabilondo a cenar y dar un abrazo a Juncal...), el poeta de todos los años, y la música nueva de temporada; las esculturas en arena, desde arriba, y el hombre de los auriculares, que regala principios de cuentos.

Un día me contaste, que regalaste papeles con historias, y lo haces a menudo porque te gusta ver a la gente sonreír si llora, o pensar si mira por la ventana, ver pasar raíles, y árboles, paisajes, y estaciones. Hasta llegar al destino pasajero. Y "tiempos de pasajeros al tren, pasados de moda"... Estás tú en aquel banco, tú o lo que vendría, como una puerta al futuro que me enseñaría a querer quererte, cuidarte, y hacer que sonrías la mayor parte del tiempo.

Es un deseo que muchas veces nos dedican pocas personas; pero de vez en cuando lo hacen...

Y de la historia del hombre que regalaba principios de cuentos, más mañana.Y esta vez espero que sea cierto! :D

Los mismos tropiezos y las mismas piedras,



GRACIAS

Sólo queda esperar a la suerte, y que ésta me cambie el graduado por "licenciada"


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lunes, abril 24, 2006


zapatitos para salir corriendo (o de quedarse a dormir)

zapatitos de salir corriendo (o de quedarse)


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miércoles, abril 19, 2006


sesgo temporal (al entender de alzhu)


"D", ya no creo verte por las esquinas, ni por los intercambiadores. Hoy te soñé más grande, con algo más de peso y algo desdibujado en el parking de unos grandes almacenes. Y guardaste la guitarra en el armario. Quizá ya no cantes a nadie. Eras insípido, absurdo, alto, más de lo que yo te recordaba cuando te conocí... bueno cuando te conocí eras muy pequeño. Apenas teníamos cinco o seis años, tú menos, que cumples más tarde. No sé qué día, creo que a primeros de junio.

Ya no apareces casi nunca, además, te ganaron en mal hacer, pero es otra historia, que también duró lo mínimo y se sufrió mucho más. Al final no me arrepiento, en realidad, fue superficial y mentira, pero bueno, yo me quedo con Jon diciendo que te habías enamorado. Es fácil decir esa palabra. La oí en más de una ocasión y es por eso que ya apenas me la creo cuando la escucho. Y no quiero decirla, porque no quiero arrepentirme. O por no hacerlas ser todo lo grandes que en lógica tendrían que ser... Es curioso que ganen valor las historias por lo que dolieron y no por lo que fueron.
No sé si quiero echar raíces. Ni echar la vista atrás. Ni hacia delante. No sé si quiero seguir creyendo. Y en esto no me discutas.


me planto para replantarme sin raíces

Es curioso ver cómo una tontería muy, muy pequeña; muy absurda y superficial puede hacerte sentir la persona más sola y más triste del mundo, rodeada de miles de personas, letras, y palabras.
Hoy tengo uno de esos días malos, en los que todo es patético y roza el absurdo; en los que nada sale, y en los que me esfuerzo por no pensar, no darle vueltas a lo que anda por aquí dentro y que me nubla la vista si acaso empieza a brotar la lágrima que no da demasiada tregua.
Me busco sola, en realidad, no sé qué necesito, sólo que quiero encontrarme otra vez y despertar, dejar de acomodarme y volver a sentir con fuerza. Buscar un camino que no sé muy bien cuál es pero que he de buscar sola. Eso sí que lo sé. Necesito volver a verme fuerte, con ganas, con ansias de correr por un sitio abierto que me dé que pensar, que soñar, que me alimente con más ganas y más inspiración.
Que dejes de regalarme letras y me regales arañazos de tiempo


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lunes, abril 17, 2006


Me apego a ti como el barniz,

Tengo tu sabor en los labios, si te recuerdo, aún puedo pensar que sigues aquí al lado. Vuelve en forma de hendiduras de cristal de viajes pendientes entre los dedos...

Música de fondo, y el pequeño hábito de las guías de viaje en ocasiones especiales, ocupando espacio en la estantería, esa que agarro con fuerza para no hacer sonar el espacio denso... (de los piratas, por supuesto)

Y tu boca en mi cuello, para no dejarme terminar de pasar el capítulo en cuestión y la página ciento cuarenta y...?

Tonterías de letras. Pero me traen tu risa algo más lejos de los raíles de cercanías, en milquinietas primaveras sin dormir


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domingo, abril 16, 2006


a gemadriel...

Podría "sólo" darte las gracias por regalarme una canción, o pedirte perdón por meterte prisa para que nos fuéramos ya a casa. Y tendría que darte tantas gracias por llevarme, traerme, recogerme, con palabras dentro de tu coche, palabras en cuesta, que me hacen llorar tantas, muchas veces cuando me acuerdo de lo vivido, de lo que te quiero... de cómo te quiero, (y cuánto tiempo no te dedico), y de las carreteras, en definitiva, que llevamos a nuestras espaldas...

Asfalto, perdones y gracias. Por y para ti y el tiempo.
Y me lo recordaste: diez años juntas. Tiempo. Se dice pronto. Y amigas de verdad, de las que siempre se tienen, se quieren, se gritan, se lloran, se confiesan y se conocen... Y se ayudan escuchándose tanto... Y se crece. Porque por tí y contigo he crecido tanto y vivido tanto, tanto...

Que no me hacen falta fechas para recordar todo lo que tenemos a nuestras espaldas blancas y llenas de risas y estaciones. Tantas, tantas como pecas en la foto de la que ayer nos reíamos, por no encontrarle demasiado sentido a esa espalda con abanico y camiseta rojo sangre...

Tantos trenes, aviones, ciudades... tantas, tantas playas. Horas. Cafés. Berlines...
No tengo palabras menos torpes, hoy son a trompicones, porque tengo la canción de fondo y no puedo evitar bloquearme. Te prometo un mejor texto cuando ordene mis ideas. Gracias elfo

Música: El hijo de la inés -MAREA-


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viernes, abril 14, 2006


inconsciente [vapor de agua]

Deshicimos la luna con dos pares de manos; se nos escurría, esfervescente y llena, menguando por entre nuestros dedos y quedándose, con el agua, en cada poro de nuestra piel... Suave, cada vez más lisa, más bonita.


La luz de las velas, del camino de velas que hay entre la realidad y tus ojos brillantes, se reflejaba en el mármol azul y blanco de las paredes haciéndolo infinito; un sendero de luces parpadeantes, acompasado por manos, piernas, caderas, y caras que se tocan, que no pueden dejar de hacerlo.

Y tu pelo largo empapado a trocitos... goteaba sin ritmo, sin compás ni tregua, pellizcándome los hombros de tanto en tanto. Y tus manos, colocaron un panel de abeja delante de los dos, para que me creyese que la luna, en polvo, esa que resbalaba y se abría paso por entre nuestros cuerpos, dejó de ser luna, para ser sustituida por panales de geometría. Y me contaste que lo que nos secunda es algo más que un espacio reducido de metros, mediasluces y respiraciones. Hoy hablo de suspiros y de... Que te comería de un sólo bocado cada milésima de segundo


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sábado, abril 01, 2006


Me esfuerzo por imaginar cómo, cómo!! sería mi vida... fuera de este conjunto vacío de cuatro-paredes; sin gritos, sin peleas, sin desprecios, sin rencores, sin reproches; y me planteo, cómo es posible que la astilla del palo, cada vez se aleje más de él, y se retuerza como el regaliz, dulce, pero enredado... Y la astilla pelea por ser más, rama independiente, quizá; rama que sólo tiene flores cuando le da la luz del sol en la cara, y cuando sale a la calle, y desgasta suela, labios, frases, horas, minutos...

A veces, la astilla digo, intenta volverse rama, como una vez le contaron que la crisálida se volvía mariposa. Y más que el proceso, es la metamorfosis de Kafka; cada mañana, cuando la mitad de su vida ha transcurrido (de noche), cuando amanecen sus pupilas y le sangra la nariz, también gritan de fondo... Como ayer. El principio de incertidumbre que queda sólo y se da la vuelta, y marcha, el deseo de que nada sea igual que el día anterior, la semana anterior, se rompe, se rasga, se destruye... Y una vez más, asume que no será rama hoy tampoco