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domingo, febrero 26, 2006



Por fin se ha dejado ver. Y detrás del cristal, o por encima de él se da en todos los matices de blanco que el sol deje; contrasta con cada tono que toca, con el marrón oscuro de los tejados planos, o con la pizarra de los edificios que en verano tienen toldos amarillos y blancos, a rayas, y les sienta mejor que a nadie que hoy nos llevantemos con regalo. Para mí, es una sonrisa detrás de pesadillas que no puedo controlar tener. Y a las que tampoco encuentro explicación. Simplemente llegan, y se van más tarde... Y sin embargo no tan pronto como los pájaros que no se quedan el tiempo (que sólo yo estimo suficiente), agazapados tras las rejas de la terraza...


y el concierto

Podría haber cogido la cámara y fotografiar todo desde el sitio privilegiado al que aceptaste subir para que yo no me perdiera nada.
Podría haberte cogido la mano más fuerte para contarte, para grabar en braile que te quiero en cada canción que suena,
O no torcer el gesto de esta forma para callarme que me importas demasiado para... para fingir que soy más tonta de lo que pudiera
O para darte las gracias (otra vez) por sonreir siempre
O por decírtelo en el blog y (además) no con los ojos
Y por sentir que me liman un poco por dentro cada vez que tengo miedo
O para escuchar canciones con niebla en la calle
Podría y puedo pensar que te echo de menos
Y decirte que me gustas, así, en secreto


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jueves, febrero 23, 2006


No sé si me gusta mi letra cuando me presenta rota. Rota y helada, afónica de gritarle al suelo que no me gustan sus maneras cuando se queja de no haber nacido techo. No sé si me gusta mi vida cuando se complica en ramas-minucia por gente que duele si calla motivos que desconozco. Son demasiadas partidas acabadas en ficticias tablas, que no se cree nadie. Yo menos que nadie, y nadie...

Bajo hoy a la cueva. Ya no nieva fuera, ni siquiera quiso regalarse en estancado un día. Ahora canta en blanco verde y gris (metálicos) blanco-sobre-blanco, mientras ésta consulta un diccionario de enormes dimensiones, aquella de lila sonríe a la de enfrente y la de más allá mordisquea un regaliz después de haberse recogido el pelo....

Golpea el agua cacharros de metal en las ventanas para hacer música. Me busco hoy sin mapa que valga, sin coordenadas y con frío. Rebusco en la angustia que me agarra dentro y termino haciendo una carnicería de todo esto. Retraigo los dedos bajo la mesa, como cualquier otro autodidacta con miedo "natural", y me traduzco en una sesión decadente sin brújula, con gritos de auxilio ahogados de los que sólo sé, mis motivos no están a la altura. De hecho busco guarecerme en tu cintura, en todas aquellas cinturas que me dejen quedarme un rato.

Añoro un no-añoro, retuerzo el frío que me golpea y daña, pero pierdo... ganas de seguir dándome en notas y letras a personas círculo, personas conjunto vacío, personas sol extinguido


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sábado, febrero 18, 2006


sobre números, samurais, y otras minucias del 22




Hoy me levanté y tenía 15 años. Quizá fue ayer y yo no me acuerdo porque no me despertó Tina hoy. Otra vez -por fin- vuelve a trabajar y está guapa con el jersey nuevo de franjas rosa fucsia y blancas. Es guapa. Es innegable que no soy objetiva, pero lo es siempre cuando sonríe y cuenta que los distintos tipos de queso lo son porque usan leche de animales diferentes, "y de pantera también"; y Javier y yo nos morimos de risa. Con eso y con Ricardo Castella, a recomendación del samurai, que se ríe y se le doblan las comisuras de los labios en varias veces; hacen surcos en sus mejillas cerca de los labios, como ondas de agua en un canal precioso en el que alguien dejó caer un lapicero que flotaba, pero que no recuperará jamás. Es triste porque el lapicero no volverá a escribir nunca más, a no ser que lo rescate noviembre, de habitación contigua, y portazos más crueles que sus ojos enormes

Hoy me levanté con 15 porque te quiero inexplicablemente, en esa edad. Además, V remarcó mi idea cuando intercambiábamos antes sentimientos como cromos valiosos. Y me recuerdo en una foto de los 7 con flequillo de pelirroja hiperactiva y traviesa, y quizá es así como te quiero hoy... voy hacia atrás porque es el acceso directo en tu escritorio hacia arriba (para ver más), y la mejor manera de recordarte abrazándome a ti, y el modo más bonito de recordar cómo te ríes cuando te acuerdas de...

Hoy te quiero con 22, y con 7 meses de ventaja horaria, y te escribo con 10 dedos, y con más de 32 teclas muchas veces, que si hoy me levanto contigo, amaneceré con 15 años y un día.

Y que te quiero. Con 22 y por 22 millones de motivos


nº 1: porque decidiste no matar a la portadora del cuadro de ikea roto en la bolsa de muji grande


gracias pqueno


Soy consciente de que la foto está muy mal hecha, pero :( es un regalito que espero que te guste


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sábado, febrero 11, 2006


Se respira silencio.

He intentado hundir tanto mis dedos en tu piel, que acabara por fundirse con ella y ser ya así uno, un tiempo.


Oigo, apenas si se escucha, pero siento, más allá del patio, la ventana de tu baño, y el agua de la ducha repicando contra la porcelana. Dándote tregua, y tiempo.


Presiento, que apenas en unos segundos vas a abrir la puerta para abrazarme, oliendo a agua, a calma, y a más ganas.


Y yo te espero ya casi en la puerta para hacerte correr hacia el metro, y ver cómo no llegamos a tiempo para devolver las pelis en la biblioteca.


Me haces falta

Gracias, y además, por la vuelta


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miércoles, febrero 08, 2006


... de no volverlo a pisar

Estaba cansada de inventarse calendarios. De empezar agendas, de desordenar las horas del día gastándolas como servilletas de papel, o como kleenex de olor a menta. Bueno, con éstos era algo más benevolente, porque olían bien, y duraban mucho más que el resto.

Visitó ciudades con distintos nombres, y te lo contó, a distinta luz y temperatura y C. alabó que lo definiera así. En ocasiones, quiso por la tilde, desquiso por el vuelo, olvidó porque así son las cosas. Es triste, pero en fin, también es como se vive distinto y se acumulan vivencias. Deshizo y se descosió. Había descreído en varias jornadas y había arrancado de raíz con semi-éxito. Y sólo le salía escribir/te a veces, sin latitud y por el mareo del calendario.

Ahora se justificaba continuamente, y se reventaba las suelas buscándose detrás del espejo del baño (y se echaba a reír, si estuvieras aquí...). Respondía a preguntas sin mirar a los ojos de nadie, sólo al suelo. Se había aprendido distintos tipos de suelo. Quizá debería dedicarse a analizarlos, con sus chicles, con sus cigarrillos aplastados, y todas las miradas que se habían acumulado entre sus juntas mal o bien hechas, en todos los planes que nunca se harían, en todas las palabras no dichas que jamás se dirán, en todos los tequiero, teechodemenos, semeolvidódecirte... en todos los megustasteundiaquefumabasdespacio...

Quizá quiso escribir y se sintió coaccionada, o decepcionada, o cansada de no saber qué buscar, ni qué esperar. Quizá sólo necesitaba ver las vías desde el puente, y alejarse de las obras de la m-30, y dejar de llorar y decirte que la culpa la tiene el humo marrón que levantan las excavadoras, que no dejan ver bien las montañas. O porque quitaron el puente de piedra que le recordaba al cole para construir uno más sofisticado... O porque sabe que tiene que tocarte cuanto antes, antes de apagarse, o de sentirse egoísta por pedírtelo.

Hoy entre calles cayó en la cuenta de que sólo había soñado (...) y que no era capaz de acabar un buen texto. De acabar nada. Ni de continuar...


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viernes, febrero 03, 2006


3.- Niemeyer

En el barrio de Bellville está la sede del partido comunista. Lo especial del edificio... bueno, en realidad son varias cosas. Una es cómo se junta el suelo con las paredes de la fachada. Es impresionante. También está la cúpula blanca que baja hasta abajo, y se forma una impresionantísima sala de conferencias.... materiales diversos, formas complejas, en un barrio sucio que poco honor hace al nombre y que se completa con videoclubs y restaurantes chinos, tiendas de carne que esconden mataderos clandestinos de cadáveres sin alma (olvidada en cualquier parada de metro, debajo de 3 sillas de plástico naranja, durmiendo con una botella bajo el brazo...) Y entre las avenidas y las calles que suben y bajan, aparece la calle de Camus... y una preciosa plaza que continúa unos bancos de piedras preciosas y especiales, que dan la entrada a un sitio mágico donde juegan niños, y que continúa con una serie de arcos que serpentean; abrazados con ansia y dejadez por ramas secas que se dejan ver sin ropa y con escarcha... que nos dejan que pasemos por delante, y suben varios metros del suelo, muchos más metros de a lo que nos tienen acostumbrados este tipo de arcos... y éste además acaba en el canal de st martin, el puente donde amelie tiraba piedras y donde hay un precioso café donde tomamos chocolate caliente, y donde te guardo la almendra de chocolate que nos dejan junto al azúcar. Con la de hoy, van tres...