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domingo, octubre 18, 2009


Preguntas. Y respuestas

Me pregunto por qué bebemos, por qué somos tan superficiales y por qué la gente busca tanto socializar en eventos y reencuentros. Nunca, nunca hasta que me sentí realmente apátrida de mi propia vida, me hizo tanto daño chocar con lo superficial, con el aparentar, con el vivir de mentira. Hablo a sabiendas, contando un poco lo que es volver a la ciudad y reencontrarte con tanta gente, y otra nueva que está en un círculo al que ya sólo perteneces a medias. Vuelves y hablas, y pones un poco al día aunque sabes que eso que cuentas no le interesa absolutamente a nadie. Tampoco al que pregunta, al que le importa una puta mierda tu vida, tus sueños, tus puntos de vista; al que no le interesas absolutamente nada más allá de tres guiños vacíos y un choque de puño; dos besos incluso, o uno casto, con olor a vicio, para aparentar, judas de la vida, que esa persona importa algo. Cuando no importa una mierda. Me apesta, me repugna el vivir a medias en un mundo de muertos vivientes que viven para aparentar y para hacer ver que todo les parece espectacularmente fascinante. No es por la noche. Cuando me preguntan si quiero seguir viviendo en la ciudad de piedra sólo tengo una respuesta: me falta la gente, me falta gente auténtica. Jamás pensé que me vería tan sola rodeada de tanta gente. Hoy, en mitad de tanta gente, y tan sola, les miré a todos sin música. Yo, sin una gota de alcohol en las venas. Ellos, con todas las venas atascadas de humo y espirituosas. Tan vacíos, tan lejos, tan fuera de todo mientras aparentan estar dentro... Cuesta vivir de verdad, cada vez cuesta más ser auténtico. Y creo que estamos en una crisis de identidades heredada, que a mi me duele cada vez más. No sé quién soy. De verdad que no lo sé. Y tampoco de dónde vengo ni a dónde soy. Ni siquiera soy, como solías decir tú. Somos, decías. Y yo te creía y te quería, y me dueles. Al menos ayer conseguí -sin pretenderlo- notar el calor infinito de mis amigos, de mi gente especial, llegando por sorpresa al cumpleaños de M. y viéndola llorar de emoción por encontrarme. Todos me esperaban, y noté ese cariño... Fue momentáneo. Ni siquiera los más cercanos son de verdad. No sé qué me pasó cuando me dejaste que todo mi mundo se derrumbó y se me olvidó quién era. Y cuál es el sentido de la vida. Sólo sé que no quiero vivir aparentando. Y llevo así un año

Pd: Dani, estamos en peligro de extinción. Te quiero mucho



1 Comments:

Blogger dani dijo...

piensa que para conocer -y apreciar- la verdadera libertad uno tiene que haber caído preso tantas veces...es cuestión de tiempo que encontremos aquéllo, aunque no le pongamos un nombre...

ya lo decían..."lo que encuentras existe dentro de lo que buscas"

sábado, octubre 24, 2009 8:26:00 p. m.  

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