no más gritos
Arrancó de cuajo una estrella. Le habían enseñado a quitar las cosas con cuidado. Coloreaba sin salirse de las líneas, yo nunca supe hacerlo. Era meticulosa, pero yo jamás lo fui. Con el tiempo se aprende a medir más; ella en cambio, ha adoptado mis costumbres y me gana en desorden...
Me inventaba los cuentos que le contaba, y se asustaba cuando entraba en la habitación tatareando la música de Eduardo Manostijeras, o le contaba que las muñecas de porcelana que nos habían regalado nuestros tíos -creo- se descolgaban de la pared por las noches, después de haberse pasado todo el día observándonos, para pasearse por el alféizar de la ventana. Lloró. Y yo no me podía contener la risa... Pero ella guardó las muñecas en un cajón. La mía llevaba un vestido de pantalón de rayas verde chillón y negro. No recuerdo cómo llevaba el pelo, sólo su cara, la pálida porcelana china sosteniendo unos labios del rojo de los chapines de dorothy, la niña de Oz. La muñeca de mi hermana, en cambio, era mucho más bonita.
En tonos rosas, y sonreía. Terminé cogiéndole cierto cariño (a la muñeca, no a Martem), quizá era respeto, es cierto; lo cierto es que shhh... a mí también me daba muchísimo miedo.
Algunas veces, en verano, cuando dormimos juntas, ella se pide dormir cerca de la puerta, y yo, pegada al balcón, y aún me sorprendo intentando asustarla moviendo con el pie, al final de la cama, el visillo blanco, cuando me doy cuenta de que no está dormida y que en la buhardilla, como el suelo es de madera y cruje, se oyen pasos tardíos que resuenan en todo el cuarto... ¡Belén para! y se mete debajo de las sábanas. Sonrío cuando me acuerdo. La verdad es que disfruto con esas pequeñas cosas. Quizá es porque los momentos buenos con las personas que más queremos pero que nos saturan día a día, se saborean de maneras extrañas, gota a gota, y muy de vez en cuando.
De pequeña llegaba a casa siempre con algún regalo espectacular de la guardería. "Es la tómbola", decía con sus ojos de cristal verde. Yo la creía. Bueno, en realidad, siempre me lo termino creyendo todo... hace pocos años, me soltó entre risas que lo robaba todo a los otros niños. Pero yo nunca le he dicho que me asustaba la muñeca china del traje de rayas...
Si es que, al fin y al cabo, siempre nos reímos de las mismas cosas...
13 Comments:
Me alegro que te decidas a publicar esta entrada, merece la pena, tanto por ella como por ti.Os lo mereceis, es vuestro regalo, por seguir conociendoos, por mantener esa llama encendida a lo largo de los años,por deciros tantas veces en silencio aquello que cuando todos hablan, sólo vosotras entendeis con la mirada.Seguid jugando, y sobre todo aprendiendo una de la otra, porque os queda mucho que mostraros.
GATO NEGRO
Super chulo :)
Cuando se crece junto a alguien hay miles de cosas que se comparten; quizá la inocencia de la infancia es la más sagrada, no? :)
saludos!
Enric
cuando se tienen recuerdos lejanos de esas pequeñas cosas que has vivido con alguien especial para ti, se tiene un sentimiento que mezcla la melancolía con una sonrisa.. es sencillamente así de bonito..
un abrazo.
Jo, lo que has hecho es arrancarle de cuajo una sonrisa y una lagrimita, seguro. Qué amor.
Me has hecho pensar en mi hermana...
Voy a llamarla, a ver qué tal está, que me cuente todo lo que tiene que estudiar, el miedo que le da la selectividad, las discusiones con mi madre, con su novio, sus dibujos... A ver si atrapo un pedacito de su vida entre los hilos telefónicos.
Qué bonito. Espero que lo sepa apreciar.
Un abrazo derrite-fríos-por-dentro
Aún no me gana en desorden y le tengo más miedo que a sus muñecas...
Que formas más dulces de decir "te quiero"
Aiiss.. Me acordé hoy de tu blog leyendo el periodico en la facultad de fisica de la complutense cuando me colé a ver a mi chica en una clase de "nosequé compuestos".. En el hablaban sobre los tratados de Kioto y dije.. "¡¡Mira..!!"
Que bonitos llegan a ser muchas veces los recuerdos y que tristes a la vez.. ¿No crees..? Yo prefiero no recordar nunca porque siempre que comienzo a volar tengo a mi cazador dispuesto a dispararme y hacerme caer al suelo herido..
Un saludo
Nos lo merecemos verdad? Creo que merecemos lo mejor las dos. Tú por ser tan delicada en tus acciones y yo por ir a lo loco... Tan distintas y tan parecidas a la vez... Tanta risa en medio de tantos ruidos feos... Tantas cosas que guardo aquí dentro... Hay mucho que decir de nosotras, mucho que contar de lo que nos pasó y mucho que aprender de lo que todavía sólo está escrito, o no...
TE KIERO
Soy el menor de dos hermanos, los cuales aprendieron a utilizarme como su muñeco que cobraba vida... pero solo a veces, cuando decidia que estaba cansado de ser maniquí de personitas un poco mayores que yo.
Lo mejor era a la hora de comer, cuando mi madre iba a tender a la terraza y nosotros ibamos al inodoro a tirar la comida que no nos gustaba y darle a la cisterna... Luego a mi madre le extrañaba cómo deborábamos la merienda...
eres la responsable de q haya ido a molestar a mi hermano a su cuarto, y separarle durante unos minutos de sus oposiciones, para darle un abrazo...gracias!!!
abrazos elípticos desde el invierno
me encanta el principio. Es brutal...
Me encantó el blog. Te visitaré gracias a Alzhu. Nos leemos...
no siempre hay que decir que las cosas gustan cuando gustan.
no siempre.
Publicar un comentario
<< Home