cemento más negro que gris
Un día tú decidiste marcharte. Y yo no pude irme.
Me quedé enganchada al suelo de cemento recién puesto. En realidad, no podía moverme, sabía que tendría que quedarme sin zapatos y salir corriendo. Pero que esa carrera no consistiría en salir corriendo tras tu coche. Sino en empezar a correr contra todos los coches, contra el resto de los coches de la avenida. Unos que bajan deprisa de la carretera del norte y los que vienen del centro, y los que regresan del aeropuerto.
En contra de todos.
Ciertamente desesperada.
Siempre quiero correr cuando me acuerdo de que te odio. Y muchas veces me prefiero quedar en cemento; por lo menos eso me retiene para no ir detrás tuyo. Pero eso no me aísla de verte rehacer tu vida y hacerla perfecta sin mi. No te culpo, no la tienes, son circunstancias que se me antojan siempre peores que las tuyas. Y no comparo, sólo me duelo de ver todo con perspectiva después de tanto.
Y tiemblo si pienso que aparecerás un día y yo me quedaré sin palabras. Precisamente en cemento, inmóvil. Nunca quiero despegar los pies del suelo, porque cuando lo hago, es cuando me duelo. Y por otra parte, tanto empeño en quedarme mirando el cielo desde abajo es porque no me resigno a creer que nunca marco nada ni a nadie....
Un día tú decidiste marcharte, y yo di media vuelta y entré al portal. Lo único que no te perdono es que no esperases a que desapareciera para arrancar.
Del resto, haz lo que quieras
1 Comments:
biennnn yo el 21 marcho para tierras italianas, así q cuando quieras; aunq el jueves m vy a la playa. Hablamos la semana q viene ok?? besus
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