azul y gris en Berlin

Algunas noches, sólo he querido irme. Hoy, sin embargo, sólo quiero seguir descubriendo las calles, y ver despertar las primeras luces... y no llegar nunca

CocoRosie me recuerda a Berlin. Cada vez que lo escucho, inevitablemente, y no me pasa nunca, pero me teletransporto en un segundo a alguna calle de la ciudad, empapada, salteando charcos y frotándome las manos del frío. Y sobre todo, veo un café que no recuerdo bien donde quedaba, pero era uno de esos, escondidos, entre calles, en mitad de un barrio cualquiera. Y que en el momento en que menos lo esperas aparece ahí en medio. Un café con luces pequeñitas como en guirnaldas y una enredadera en la puerta. Y muchas velas dentro. No sé si a la gente normal le pasan estas cosas por la cabeza, pero yo de repente pienso en good bye lenin, soñadores de bertolucci (¿has leído castillos de cartón?), en un café con Gema -lo más parecido que encontré en Madrid, y también de repente, porque nunca hemos sabido cómo volver- y en que ese café cuasimágico, por lo que significó en ese momento concreto, emergió en la propia lluvia, salió a fuera y se plantó en aquel muro, para que cada vez que lo recuerdo, me vaya allí otra vez, y quiera congelar ese momento.